¿Sabías que, en realidad, no existe ninguna evidencia de que el aborto inducido afecte tu salud mental? Por el contrario, se ha encontrado que el estigma, el prejuicio social y la falta de acceso al aborto son factores que sí pueden detonar malestar emocional en algunas personas que interrumpieron su embarazo.
 
Muchos estigmas y mitos rodean al aborto, uno de ellos es el mito de las secuelas en la salud mental después de abortar, así como la existencia de un “síndrome postaborto”. Si has escuchado al respecto y tienes dudas acerca de qué se trata y si representa riesgos para tu salud mental, aquí te contamos.
 
Lo primero que debes saber es que, en los últimos años, diversos estudios han mostrado que el “síndrome postaborto” es falso; pues cuando el aborto se realiza en condiciones seguras, legales, informadas y con las técnicas adecuadas no existen consecuencias negativas en la salud integral, esto incluye la salud mental. 
 
Si bien, después del aborto algunas personas pueden experimentar sensaciones de tensión y estrés, estos sentimientos van desapareciendo con el paso del tiempo. La evidencia muestra que quienes decidieron interrumpir su embarazo tuvieron una primera sensación de alivio y de control sobre sus vidas y cuerpos. Aquí puedes encontrar algunos testimonios: Aborto seguro, de voz de las mujeres que usaron medicamentos.
 
Lamentablemente, no todas las personas pueden tener una experiencia de aborto positiva, pues en contextos donde las condiciones son inseguras, hay criminalización, estigmas y estereotipos de género marcados (como lo es el mandato de la maternidad), que les impiden tomar decisiones libres e informadas, las experiencias se vuelven negativas y pueden afectar la salud mental. 
 
También están los casos de quienes tienen un diagnóstico de depresión (condición preexistente). Las personas que tienen esta condición previa a interrumpir el embarazo pueden continuar experimentando síntomas de depresión durante y después del procedimiento. 
 
En conclusión, el aborto como procedimiento médico no deja secuelas, excepto en situaciones muy específicas, como las que mencionamos anteriormente. Conoce más en aborto y salud mental.
 
Por otra parte, hay situaciones vinculadas con normas sociales y violencia de género que sí afectan la salud mental:

• Obligar a las personas a continuar con un embarazo no deseado, forzando la maternidad.
• Los estereotipos de género acerca de la maternidad. Frases como “todas las mujeres desean ser madres”, “que mala persona, no tenías instinto maternal”.
• La desinformación y mitos sobre el aborto. Frases como “cuando quieras embarazarte ya no vas a poder”, “puedes quedar infértil”, “te vas a morir, es un procedimiento inseguro”. 
• Los procesos de aborto donde las mujeres y personas con capacidad de gestar son cuestionadas, juzgadas y violentadas, tanto por el personal de salud como por su entorno.
• Los procedimientos inseguros, la falta de información y el desconocimiento por parte de las y los profesionales de la salud.
• La criminalización del aborto que persigue, juzga y sentencia a quienes deciden abortar y a quienes les asisten. 

En estos ambientes donde las personas experimentan situaciones complicadas y adversas para acceder a un aborto seguro, es de suma importancia contar con acompañamiento acorde a las necesidades de cada persona, según su contexto; puede ser con la atención de una persona profesional de la salud mental o a través de redes de apoyo, como lo son las amistades, la familia y redes de acompañantas de aborto.
 
Si te gustaría conocer acerca de las redes de acompañantas que hay en tu país y cómo contactarlas, visita nuestro mapa interactivo de acceso al aborto.