México

Según las proyecciones de población del Consejo Nacional de Población (CONAPO), en 2019 México alcanzó los 126,577,691 habitantes: el 51% (64,600,059) son mujeres y el 49% (61,977,632) restante son hombres. Del total de mujeres en el país, el 53% tiene entre 15 y 49 años, es decir, 34,306,708 mujeres se encuentran en edad reproductiva.

Según datos de la última Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID 2018), para el quinquenio 2013-2017 a nivel nacional, la Tasa Global de Fecundidad (TGF) es de 2.21 hijos por mujer en edad reproductiva; con diferencias importantes entre entidades federativas: mientras que en Chiapas es de casi tres hijos por mujer en edad reproductiva (2.80), en la CDMX es de 1.34.

A nivel nacional la fecundidad adolescente ha bajado. Durante el periodo 2015-2017 se registraron 70.6 nacimientos por cada 1000 mujeres de entre 15 y 19 años (ENADID, 2018), cifra inferior a los 77 nacimientos por cada 1000 adolescentes mujeres reportados por la ENADID, 2014.

De acuerdo con información del Subsistema de Información sobre Nacimientos (SINAC) proporcionado por la Dirección General de Información en Salud (DGIS), en 2017 se reportaron 2,056,398 nacimientos. De estos, el 19% correspondió a mujeres menores de 20 años y 11,685 casos a niñas y adolescentes de entre 10 y 14 años.

En lo que respecta a la cobertura anticonceptiva, según la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2018, el 73.1% de las mujeres unidas encuestadas de 15 a 49 años utiliza algún método anticonceptivo.

Según información de CONAPO, a nivel nacional, se incrementó la prevalencia anticonceptiva en adolescentes unidas entre 2014 y 2018. La proporción de adolescentes unidas que declararon usar algún método anticonceptivo pasó de 51.5% a 53.5%. Pese a la mejora del indicador, estas cifras muestran que, en el país, cinco de cada diez adolescentes unidas no usan método anticonceptivo alguno.

Durante 2017, 1,097,159 mujeres recibieron atención obstétrica en los hospitales de la Secretaría de Salud del país. La mayor proporción de los egresos hospitalarios fue por parto único espontáneo, con 494,980 casos, representando un 45% del total. La segunda causa específica fue aborto, con 98,737 casos, representando el 9% del total; seguida de enfermedad hipertensiva del embarazo con 53,532 casos y hemorragia con 22,644 casos.

Según datos en los registros de atenciones hospitalarias en la Secretaría de Salud por tipo de atención obstétrica, parto o aborto, se observa que del total de mujeres que egresaron por parto en 2017, el 33% son casos en los que no se otorgó un método anticonceptivo o no se especificó el tipo, mientras que el 67% egresó con un método. Los métodos más utilizados fueron el Dispositivo Intrauterino (DIU- 24%), seguido de la Oclusión Tubárica Bilateral (OTB-18%) y los hormonales con 21% (incluyendo el implante subdérmico).

Por su parte, del total de mujeres que egresaron por aborto, el 44% no recibió algún método y en el 6% de los casos no se especificó el tipo de método otorgado. La cobertura total de Anticoncepción Post Aborto Evento Obstétrico fue de 50%. Los métodos más utilizados fueron el DIU (19%), mientras que el 23% optó por métodos hormonales (incluyendo el implante subdérmico) y la OTB (4%).

Entre 2002 y 2017, se registraron 18,110 defunciones maternas. De ellas, 2,379 ocurrieron en adolescentes. La proporción de adolescentes que falleció por causas maternas es del 13%.

La prevención del embarazo no deseado sigue siendo la estrategia más efectiva para prevenir la morbi-mortalidad materna, en particular la relacionada con el aborto inseguro.

La atención del aborto ha ido en aumento en todo el país, independientemente de su estatus legal. Es evidente que la criminalización del aborto no reduce su incidencia, pero sí aumenta el riesgo de muerte y de complicaciones para las mujeres. El aborto inducido es a menudo la respuesta a la necesidad insatisfecha de anticoncepción, a las fallas anticonceptivas, a los embarazos no deseados y a la violencia sexual. El aborto inseguro y sus complicaciones consumen recursos esenciales del sistema de salud, ya que uno de cada diez eventos hospitalarios en las mujeres es por esta causa.

El aborto legal y el acceso a servicios seguros con tecnología moderna y segura (medicamentos o evacuación por vacío), se traducen en una disminución de la mortalidad materna, reducción de hospitalizaciones, ahorros para el sistema de salud, descriminalización, equidad social y reducción del estigma. Para ello solo se requieren: recursos humanos capacitados, presupuestos institucionales, sistemas de distribución de insumos eficientes y costo-efectivos, asistencia técnica (normas y guías) y voluntad política.

Es necesario en particular, prevenir el embarazo no deseado y atender el significativo aumento de la fecundidad entre adolescentes con políticas efectivas que garanticen una cobertura anticonceptiva universal, oportuna y adecuada a sus necesidades, así como la prevención y atención de la violencia sexual en este grupo de edad.
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